sábado, 20 de octubre de 2012

Continuidad en el Servicio Hospitalario

El corte de suministro eléctrico que provoco que el pasado 16 de octubre se activaran los procedimientos de emergencias en el hospital fundación Jimenez Diaz, en Madrid, es un buen ejemplo de la cotidianidad de los incidentes y de cómo no hay que esperar grandes catástrofes para activar los planes de continuidad de negocio.
Aunque la información que ha trascendido del incidente es bastante escueta, si que se identifican dos medidas de continuidad:
  • Activación de los generadores de emergencia, para mantener los principales sistemas
  • Desvío de los ingresos a otro hospital. En este caso el Hospital Clínico.
En el caso de un hospital, como identificaba en el post Componentes que soportan el negocio, la criticidad del servicio prestado es tal que es necesario garantizar la disponibilidad de todos los componentes que conforman el servicio, tanto de las instalaciones como de los suministros, el personal médico o los sistemas de información.  El impacto de la perdida de servicio es, sencillamente, inasumible ya que afecta directamente a la salud de las personas.

Sin embargo, el incidente de la Jimenez Diaz nos debe hacer reflexionar sobre si nuestro sistema sanitario está realmente preparado para dar respuesta a situaciones de emergencia grave o desastre. Los ataques terroristas de 2004 nos demostraron que son capaces de absorber un pico de demanda del servicio, pero, ¿que pasaría si los afectados del evento disruptivo fueran los propios hospitales?

Dentro de un hospital hay muchos servicios sanitarios distintos, con diferentes criticidades: urgencias, hospitalización, quirófanos, consultas, radiología, maternidad, ... Las estrategias deben ser diferentes en función de esa criticidad. Por ejemplo, una consulta de pediatría seguramente pueda retrasarse o derivarse a otro centro, sin embargo un enfermo de urgencia o con respiración asistida no puede dejar de atenderse y cualquier retraso puede resultar fatal.

Mirando hacia otros países, por ejemplo Estados Unidos, los hospitales cuentan desde finales de los 80 con un marco global, HICS (Hospital Incident Command System), que identifica los puntos a tener en cuenta por cada hospital para garantizar la continuidad del servicio hospitalario. HICS nació como un marco específico para emergencias (HEICS), sin embargo actualmente recoge tanto situaciones de emergencias como en situación de normalidad. En febrero de 2003 el gobierno de George W Bush creo el marco nacional para la gestión de incidentes (NICS) y dió lugar a la actual versión de HICS que ya recoge la integración con este plan.

A nivel de contenido, HICS identifica cinco funciones de gestión o roles que deben ser definidas dentro del hospital para gestionar los incidentes:
  • Comité de crisis (Command), formado por los diferentes responsables de seguridad, coordinación  y comunicación, así como el responsable global (Incident Commander)
  • Operaciones responsable táctico de la respuesta a la crisis.
  • Logistica: proporciona los recursos necesarios para conseguir los objetivos operacionales.
  • Planificación: Recopila información del incidente, elabora la documentación, como el plan de acción del incidente y mantiene la información de estado de los recursos.
  • Finanzas/administración: Supervisa el coste del incidente y proporciona análisis de coste.
La principal ventaja de HICS es que garantiza que hay una nomenclatura común para todos los centros, lo que facilita la gestión de crisis de forma coordinada tanto entre los centros sanitarios como con el resto de equipos de respuesta.

En España, con la sanidad transferida a las comunidades autónomas y con los actuales problemas de financiación, no parece que la definición de este tipo de iniciativas sea actualmente una prioridad, aunque desde mi punto de vista, es una interesante tarea para que la asumiera el CNPIC. Al fin y al cabo los hospitales deben ser considerados infraestructuras críticas.

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